sociólogo que argumenta que el hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adaptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un universo físico sino en un universo simbólico. el lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana”
Santiago
Chicos, ¿alguien sabe la respuesta?
obtenga sociólogo que argumenta que el hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adaptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un universo físico sino en un universo simbólico. el lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana” de este sitio.
Cassirer: el hombre como animal simbólico
En el mundo humano encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se...
Cassirer: el hombre como animal simbólico
En el mundo humano encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente, sino que ha sufrido también un cambio cualitativa. El hombre, como si dijéramos, ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentran en todas las especies animales, hallamos en él como eslabón intermedio algo que podemos señalar como sistema «simbólico». Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana. Comparado con los demás animales el hombre no sólo vive en una realidad más amplia sino, por decirlo así, en una nueva dimensión de la realidad. Existe una diferencia innegable entre las reacciones orgánicas y las respuestas humanas. En el caso primero, una respuesta directa e inmediata sigue al estímulo externo, en el segundo la respuesta es demorada, es interrumpida y retardada por un proceso lento y complicado de pensamiento. [...] ...El hombre ... ya no vive solamente en un puro universo físico, sino en El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la especie humana. Todo progreso en pensamiento y experiencia afina y refuerza esta red. El hombre no puede ya enfrentarse con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si dijéramos, cara a cara. ... (El hombre) en lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto sentido conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial. Su situación es la misma en la esfera teórica que en la práctica. Tampoco en esta vive en un mundo de crudos hechos o a tenor de sus necesidades y deseos inmediatos. Vive, más bien, en medio de emociones y esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de sus fantasías y sus sueños. [...]
Desde el punto de vista al que acabamos de llegar podemos corregir y ampliar la definición clásica de hombre. A pesar de todos los esfuerzos del irracionalismo moderno, la definición del hombre como animal racional no ha perdido su fuerza. (pero) la razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en su riqueza y diversidad, pero estas formas son Por lo tanto, en lugar de definir al hombre como un lo definiremos como un . De este modo podemos designar su diferencia específica y podemos comprender el nuevo camino abierto al hombre: el camino de la civilización.
F.C.E., México 1974, p.47-49.
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fuente : encyclopaedia.herdereditorial.com
El hombre animal simbólico – SITIOCERO
Cada especie viviente tiene su mundo propio dentro del mundo de todas las cosas que
SITIOCERO
SITIOCERO El espíritu de la conversación entre amigos
23 September, 2022
El Hombre Animal Simbólico
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Cada especie viviente tiene su mundo propio dentro del mundo de todas las cosas que compartimos, es el mundo de las percepciones, “umwelt”, nombre alemán dado por Jakob von Uexküll (1864-1944), biólogo alemán, quien propuso cambiar el único mundo de la ciencia clásica, el que comprendía todas las especies vivientes ordenadas jerárquicamente, por una variedad tan numerosa de mundos perceptivos, “umwelts” o ambientes existenciales, como especies vivientes son, y todos estos mundos perfectos, conectados entre sí, pero al mismo tiempo incomunicados y remotos. Tanto en los círculos más amplios como en los más estrechos, la vida es igualmente perfecta, por lo que no se debe hablar de formas inferiores de vida. Cada organismo comprende su sistema “receptor” y “efector”, necesitando de la compleja cooperación de ambos sistemas para la función de sobrevivencia.
Uexküll considera la vida una realidad última que depende de sí misma, como igualmente la considera Ernst Cassirer, filósofo alemán (1874 – 1945), en su Antropología filosófica, sin que se pueda suponer que existe una realidad absoluta igual para todos los seres vivientes, porque ello sería una forma ingenua de dogmatismo. La realidad no es una cosa única y homogénea; se halla inmensamente diversificada, poseyendo tantos esquemas y patrones diferentes cuantos diferentes organismos hay. Las experiencias, y por lo tanto, las realidades de dos organismos diferentes son inconmensurables entre sí.
En el mundo humano, dice Cassirer, encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre, más importante que su racionalidad. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. Del ser humano puede decirse que ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentra en todas las especies animales, hallamos en el hombre, como eslabón intermedio, algo que podemos señalar como “sistema simbólico”. Esta nueva adquisición ha transformado la totalidad de la vida humana.
Aunque Cassirer reconoce la distinción que se ha dado al ser humano como especie racional, aún no sabemos con exactitud hasta dónde son racionales los otros animales; lo que sí indudablemente nos distingue de las otras especies es nuestra capacidad para utilizar símbolos como representaciones sensorialmente perceptibles de todas las cosas físicas y mentales, por medio de rasgos o trazos que se asocian a ellas, según convenciones socialmente aceptadas, y que pueden constituir, entre otras cosas, las representaciones de los conjuntos de sonidos articulados de los lenguajes con los cuales manifestamos nuestros pensamientos o sentimientos. Pero nuestras ideas sólo son posibles en un juego de semejanzas, relaciones, oposiciones y contrastes que se descubren e inventan en el lenguaje.
Los signos que corresponden a objetos, fenómenos o acciones materiales que naturalmente o por convención social, representan o sustituyen a otros objetos, fenómenos o acciones, son también símbolos. Cuando hablamos del signo lingüístico nos referimos a la mínima unidad de la oración, constituida por un significante y un significado. El significado de símbolo es más amplio que el de signo, ya que éste se refiere a un cometido o a una circunstancia.
El hombre, según Cassirer, no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive sólo en el universo físico sino en el universo simbólico donde el lenguaje, las ceremonias, el arte y la religión constituyen sus partes, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica en la urdimbre complicada de la experiencia humana. Todo progreso en pensamiento y experiencia afina y refuerza esta red. El hombre no puede enfrentarse ya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si dijéramos, cara a cara. La realidad física parece retroceder en la misma proporción que avanza su actividad simbólica. En lugar de tratar con las cosas mismas, el ser humano conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en forma tal que ya no puede ver o conocer nada sino a través del medio artificial del símbolo. Su situación es la misma en lo teórico y en lo práctico. Tampoco vive en un mundo de crudos hechos a tenor de sus necesidades y deseos inmediatos, vive, más bien, en medio de emociones, esperanzas, temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de sus fantasías y de sus sueños. Cassirer cita a Epicteto cuando dice, “lo que perturba y alarma al hombre no son las cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas”.
Para Cassirer la definición clásica del ser humano como animal racional es “inapropiada para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad”, resulta corta para expresar la diferencia específica con los demás animales, y ello lo lleva a ofrecer una nueva definición por la cual se puede comprender el nuevo camino de la civilización abierto por el ser humano. Así Cassirer define al ser humano como “animal simbólico”, llenando los vacíos y supliendo las incongruencias que deja la definición del hombre como ser racional.
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